Por un clima positivo
Querido lector:
Hoy te voy a hablar sobre un tema que preocupa a todo docente: la convivencia en el aula.
El tema ha surgido en clase, mientras hablábamos sobre las dos dimensiones que conforman el clima escolar: la afectiva y la estructural. Dentro de esta última, se incluye el compartir normas de convivencia en grupo.
En cuanto la profesora ha mencionado el tema he empezado a pensar en lo complicada que es la convivencia. Si a veces hasta cuesta convivir en familia, o entre hermanos...¡Qué complicado debe de ser en un aula con más de 20 alumnos!
Entonces me he empezado a preguntar: ¿Cómo hacen los profesores para que sus alumnos asuman las normas del aula? ¿Cómo son capaces de conseguir una buena convivencia entre todos? ¿Qué estrategias utilizan para procurar el orden y el respeto en el aula?
Y me parecía algo tan complicado pero tan necesario a la vez de saber gestionar como educador, que me he puesto a investigar y he encontrado algunas respuestas a mis preguntas que ahora voy a compartir contigo:
Entonces me he empezado a preguntar: ¿Cómo hacen los profesores para que sus alumnos asuman las normas del aula? ¿Cómo son capaces de conseguir una buena convivencia entre todos? ¿Qué estrategias utilizan para procurar el orden y el respeto en el aula?
Y me parecía algo tan complicado pero tan necesario a la vez de saber gestionar como educador, que me he puesto a investigar y he encontrado algunas respuestas a mis preguntas que ahora voy a compartir contigo:
ESTRATEGIAS
1. Contrato de convivencia
Este "contrato" es un tipo de acuerdo común donde se ponen por escrito una serie de normas de convivencia que todos y cada uno de los individuos de la clase están obligados a cumplir. El profesor debe explicar a los alumnos que estas normas se establecen para lograr un bien común, para lograr que en la clase reinen el orden, el respeto y la armonía. Cuanto mejor sea su conducta, más fácil será la adquisición del aprendizaje, y mejor será su desarrollo social.
Algo positivo sería dar a los alumnos la opción de crear las normas del aula que figurarán en el contrato entre todos para conseguir el bien común. Cada alumno podría aportar una.
La idea es que todos los alumnos y el profesor firmen debajo y que este se cuelgue en el corcho o la pared. Al hacer firmar a los alumnos, se les da responsabilidad y se sienten más mayores, lo que hace que se comprometan más con su cumplimiento.
2. Carteles-recordatorio
Para procurar que los alumnos tengan presentes las normas de convivencia del aula en todo momento, sería de gran ayuda colgar carteles o murales en la pared del aula que recordasen de forma visual el cumplimiento de estas.
Estos carteles pueden reflejar buenos hábitos conductuales, que fomenten el respeto y el orden tales como:
- Pedir permiso para hablar levantando la mano: es una regla de comunicación que fomenta el respeto a la palabra del compañero y a sus ideas.
- Orden y limpieza de aula: fomentar actividades como recoger papeles, cuidar el material, etc.
- Compartir con el compañero o ayudarle: fomentar el compañerismo.
- Prohibidos los actos de violencia orales y verbales.
- Normas de respeto en la comunicación: saludar, decir "por favor" y "gracias", pedir permiso, etc.
3. Plan de aula para la convivencia
4. Refuerzos positivos
EMPEZANDO POR NOSOTROS
La elaboración de un plan de convivencia de aula a largo plazo es una manera eficaz de conseguir nuestros objetivos. Como puedes ver en el ejemplo que te muestro a continuación, requiere una buena planificación temporal y de recursos, una descripción de las metas que queremos alcanzar y la gestión de los espacios y contextos educativos. Es interesante que incluya también actividades creativas motiven al alumnado, tales como dibujos, cuentos, etc.
¡Échale un vistazo!
4. Refuerzos positivos
Si queremos incrementar la buena conducta en nuestros alumnos, la mejor opción es utilizar refuerzos positivos.
Los refuerzos positivos son estímulos que aumentan las posibilidades de que una acción sea repetida en el futuro. Favorecen la reiteración de la conducta a partir de la concesión de un premio o gratificación. En nuestro caso como docentes, sirve con alabar de vez en cuando la conducta del alumno en caso de que sea positiva y respete las normas de convivencia.
Este acto hace que el niño se sienta realizado y quiera seguir comportándose así, a la par que motiva a sus compañeros a obrar como él y a imitarle.
Una cosa está clara lector: las normas de convivencia las tenemos que respetar todos. Empezando por los docentes.
El profesor es el ejemplo directo de los alumnos. Es su modelo de conducta, su referente en el aula. Porque los niños desde pequeños son, por naturaleza, imitadores natos que tienden a reproducir las conductas que observan en otras personas.
Por tanto, hay que ser muy consecuentes y coherentes con lo que pedimos a los alumnos. Y si a ellos les pedimos cumplir una serie de normas de conducta y de convivencia, nosotros somos los primeros que debemos cumplirlas de forma impecable. ¡Confío en que así lo harás!



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